Aparejuelo mayor
Victoriano Rodríguez Puerta narra sus vivencias como hacedor, por más de 30 años, de frontiles, aparejos, bastos y otros accesorios de gran utilidad para la tracción animal de El Algarrobo
Yo nací en Las Calabazas, allá por Manicaragua, pero haciendo aparejos vine a dar a este lugar. Aquí, en El Algarrobo me dieron esta casa y me gano la vida desde hace muchos años haciendo arreos pa’ los mulos, los caballos o los bueyes.
Era muy joven cuando fui a trabajar a Jibacoa como arriero. Por aquel entonces el responsable de la granja a la que pertenecía me dijo: “Victoriano, te voy a ayudar para que aprendas otro oficio y tengas un trabajo más limpio y cómodo”, y me mandó pa’ Cumanayagua; allí pasé tres días pega’o. Un señor, que se dedicaba a eso, me enseñó lo necesario para armar el aparejo. Después fui pa’ Jibacoa y pedí que me buscaran los materiales que ya yo era “aparejero”.
Aunque me jubilé, sigo haciendo mis trabajitos porque la gente me busca, dicen que por to’ estos contornos no hay quien sepa más de arreos que yo. También me dedico al campo y siembro yuca, malanga y boniato; es lo que mejor se da en esta zona.
¿El oficio de aparejuelo?, ese está a punto de desaparecer, porque nadie quiere hacerlo, en todas estas lomas no hay quien haga aparejo ni jáquimas, ni frontiles, ni bastos, sólo yo los hago; pero la falta de materiales es lo que más golpea. Por eso cogí una tierrita pa’ sembrar viandas y criar algún animalito.
Yo he pasado más de la mitad de mi vida haciendo aparejos pero nadie busca juncos ni sogas, ni sacos viejos, ni yagua pa’ el relleno en la cabeza, ni macío o hilo... y eso lo lleva. To’ eso sale del monte y lo demás aparece; hasta el bagazo de la caña se usa para relleno. Pero si el mulo no tiene aparejo no se le puede echar encima la carga de café, de viandas ni de piñas que sacan de las lomas.
Aquí ha venido gente de muchas partes, hasta de otras provincias. Hace un tiempo monté un aparejo pa’ una exposición que hubo en Pitajones y a to’ el mundo le gustó, hasta en Venezuela hay un aparejito mío, se lo hice a un muchacho de esta zona que está por allá y se lo llevó para enseñarlo. Yo hago de todo, lo mismo pa’ los caballos, los bueyes que pa’ los mulos.
¿Cuánto tiempo llevo en esto? ¡Figúrate¡ Empecé con 22 años y to’ este tiempo he trabaja’o pa’ encargos de El Algarrobo, Polo Viejo, Pitajones, Seibabo, de Topes de Collantes, de El Pedrero y esas zonas de por allá, de Fomento; también pa’ el Plan Militar de El Mango.
No me creo el mejor ‘aparejero’ pero todavía no hay uno que me haya enseñado un avío ni un basto igual a los míos, hasta de Oriente me los han traído aquí y los he tenido que ‘acotejar’.Eso tiene su técnica, porque no es así de llegar y ya está.
¿Qué cómo lo hago? Yo uso unas agujas criollas, un buen cuchillo y limas pa’ amolar. Lo otro es amor, este es un oficio que tiene su arte… hasta pa’ una feria que hicieron en La Habana se llevaron unos aparejos hechos por mí. ‘Dispué’ no supe qué pasó pero al menos los llevaron.
Yo sí creo que debo seguir con este oficio, aquí todo se traslada en mulos y si el buey no tiene frontil no puede halar y el caballo en pelo no se puede montar, para eso está el basto y la montura; entonces, fíjate si soy importante.(Foto: Montos)
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