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La Espirituana

Le gané una partida a la muerte

Le gané una partida a la muerte Enfermo de cáncer, con un diagnóstico bien definido y sin muchas probabilidades de prolongar su vida, Benigno López González regresó a su casa un día del año 2002 con la seguridad de que vencería el mal. De cómo enfrentó ese proceso y cuánto hizo para recuperar su salud trata este testimonio. “Cuando supe que tenía un tumor maligno en el pulmón derecho sentí una sensación paralizadora, mucha tristeza, un desconsuelo inmenso, miedo, terror. Lloré, la mente se me bloqueó, me quedé en blanco y hasta escuché el zumbido de mis sentidos; luego caí en un estado depresivo desesperante. “Los que me rodeaban hablaban de distintas cosas para desviar mis pensamientos pero no atendía y sentí la muerte delante de mí. No quería morir, creo que nadie que esté totalmente cuerdo desea morir. “Así pasaron los días entre exámenes, radiografías, análisis,  Tomografía Axial Computarizada (TAC), dopler, ultrasonidos y visitas médicas, hasta que me dije: Díos mío, yo voy a luchar, la muerte no podrá vencerme fácilmente”. ¿Qué hizo para contrarrestar los efectos de la enfermedad? Terry Fox dijo: “No soy un soñador y no estoy diciendo que esto sea el inicio de una respuesta definitiva o cura contra el cáncer pero creo (…) que ningún enfermo debe considerarse incurable, el mejor médico es la propia persona”. Con esa convicción comencé a buscar cuánta información podía ayudarme a enfrentar este padecimiento para conocer todos los detalles necesarios y aprender a convivir con él. Por casualidad llegó a mis manos una revista Bohemia del 3 de octubre del 2003 y leí un trabajo titulado “De la Polinesia a Boyeros”, que trataba sobre el noni y sus diversas propiedades. Luego consulté otro en la misma publicación, pero de octubre del 77, donde hacía referencia a la toxina del alacrán azul y ponía el ejemplo de sus efectos positivos cuando lo suministraron a un joven de 22 años enfermo de cáncer; entonces decidí iniciar ambos tratamientos. En todo este tiempo he cumplido estrictamente con las indicaciones médicas, entre ellas, las sesiones de quimioterapia y las 30 radiaciones aplicadas en dos campos; pero a la par he mantenido  la terapia del agua y comencé por ingerir un vaso del líquido en ayunas antes de lavarme los dientes hasta llegar a litro y medio.  Posteriormente incorporé a mi dieta la infusión de raíces de guabán y tres cucharadas de miel al día. Comí sábila, pencas enteras, tomé el Vimang, cambié los hábitos alimentarios y la composición de las comidas a partir de frutas, sin unir unas con otras porque juntas pueden ser tóxicas; vegetales, granos y pocas carnes rojas. Construí una pirámide para dormir bajo ella y otra más pequeña con el fin de aplicarme energía en la parte afectada de mi cuerpo. Piramidalizo el agua que consumo, desarrollo gemoterapia con piedras de cuarzo energizadas, mido las corrientes telúricas de mi cuarto y oriento la posición de la cama con la cabecera para el norte magnético; por supuesto, nada de esto ha sido creado por mí, sólo aplico lo que ya está escrito por alguien a partir de estudios e investigaciones realizadas.  ¿Alguna vez le hablaron de operación?  Esa siempre fue mi aspiración, pues cuando conocí el resultado del examen y supe que dentro del cuerpo tenía un tumor de 4,4 por 3,7 cm, como se refleja en la primera prueba definitiva que me practicaron el 20 de diciembre del 2003, intenté buscar la solución quirúrgica para sacarme el mal lo antes posible. Pero según criterios de Otilia Terry, neumóloga y especialista del Instituto Nacional de Neumología, donde me trato, este era inoperable; así lo confirmó además el doctor Benito Sáez a mi propia familia, cuando le explicó que no resultaría la intervención porque la sesión tumoral estaba en un área muy compleja y un mínimo desliz del bisturí podría ocasionar la muerte por una hemorragia inmediata. Eso lo supe desde el principio y regresé a Sancti Spíritus con el ánimo en el piso. Mi salud estaba deteriorándose, me dolía el brazo derecho y sentía una molestia inmensa en el área del pecho cerca al lugar afectado. Pero en meses posteriores la situación fue cambiando. Mi evolución ante los tratamientos médicos y naturales aplicados por mi cuenta resultaba satisfactoria. En una de mis consultas en La Habana conocí sobre las vacunas, que en período de pruebas clínicas se ponían a determinados pacientes en el país. Indago acerca del tema y me propongo como voluntario. Al ver mi interés, los propios cirujanos sugieren incluirme en el protocolo de Inmunoterapia y a partir de ese momento, y sin violar lo que se establece en estos casos, dejo a un lado otros tratamientos e inicio el proceso con las vacunas 1E-10 en fase experimental, creadas por científicos cubanos como parte del Programa Nacional de Lucha Contra el Cáncer. Desde entonces este medicamento lo recibo en Santa Clara cada 21 días. Para suministrármelo primero me someten a distintos tipos de chequeos, análisis y estudios, que son muy costosos, pero lo recibo de forma gratuita como todo lo que en materia de salud se hace aquí; en ocasiones me facilitan medicamentos y algunos complementos alimenticios. Hasta la fecha me han puesto más de 16 dosis.¿En qué situación se encuentra hoy? Estoy siguiendo de cerca la evolución de mi enfermedad, debo reconocer que de diciembre del 2003 a marzo del 2005 en todas las TAC realizadas estaba presente la lesión tumoral, con tamaño similar y en algún momento hasta superior a la detectada inicialmente, aunque desde el punto de vista de salud me sentía bien, el dolor había desaparecido, y los malestares ya no estaban; a partir de esa fecha el tumor comenzó a ceder y en pruebas posteriores se observaba una disminución considerable, hasta que en el último TAC con fecha 13 de diciembre del 2005 se describe: hiperdensidad que ocupa el lóbulo superior del pulmón derecho, no homogénea, no se observan otras lesiones en el parénquima pulmonar. Soy del criterio de que la mente es capaz de influir considerablemente en la recuperación de una persona con deseos de vivir, con los adelantos de la ciencia y siguiendo los tratamientos que ponen a nuestra disposición, cualquier enfermedad puede disminuir y hasta desaparecer. Las personas deben luchar por curarse y hacerlo siempre pensando de forma positiva; eso es más importante que sentir la compasión de familiares o de amigos. Creo que esta vez le gané una partida a la muerte. Benigno López González tiene hoy 50 años, estudió Ingeniería Militar en la antigua Unión Soviética, hasta el momento de enfermarse se desempeñaba en otras funciones. Ahora dedica su tiempo libre a criar alacranes, a consultar bibliografías relacionadas con su enfermedad, atender a su familia y ver espacios televisivos como Universidad para Todos que, según él, le aportan conocimientos de incalculable valor.      CRITERIOS MÉDICOSEl doctor Lázaro Jiménez Subiaurre, especialista en Anestesiología y Reanimación de la Unidad Quirúrgica del Hospital Provincial Camilo Cienfuegos de Sancti Spíritus, al referirse a Benigno destacó: “Cuando lo conocí era el reflejo vivo de una persona muy enferma, comenzamos a indicarle algunos tratamientos basados en medicina natural y tradicional y él respondió con mucha energía, algo poco usual en este tipo de casos. Ahora puedo asegurarte que tiene calidad de vida, porque supo integrar todos los tratamientos en uno y sin descuidar las orientaciones de los galenos realizó un cambio en su estilo de vida y modificó hábitos alimenticios. Esa actitud positiva es determinante para que cualquier enfermo pueda revertir su situación, aunque sabemos que no siempre se logra por determinadas causas”. Al constatar con Ana de la Torre, especialista en Oncología,residente en Villa Clara, quien desde hace algún tiempo atiende directamente a Benigno, Escambray supo que ya está en condiciones de someterse a una operación para eliminar del pulmón la parte fibrótica, calcificada y evitar, por tanto, neumonías o infecciones. “El protocolo de vacunas -dijo- es un tratamiento de primera línea que nunca antes se había aplicado en casos de cáncer de pulmón”. Ahora lo reciben unos 80 pacientes del centro de la isla y la mayoría han mejorado e incluso prolongado su vida.

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