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La Espirituana

Con Cuba en el corazón

Con Cuba en el corazón Los gestos y las frases cargadas de ternura la acompañan durante todo el diálogo. En su rostro una sonrisa amistosa delata el amor que Wendy Stevenson, residente en Canadá, siente por Cuba.Su interés por conocer de cerca la realidad de la isla, de compartir con la gente en las calles, en cada lugar, propició el acercamiento con la cantante espirituana Emilia Morales, quien a inicios de los 90 representó a nuestro país, como parte de una brigada artística en Montreal, donde actuó para recaudar fondos destinados a ayudar a los desempleados canadienses.   El encuentro desembocó en una entrañable amistad y en 1991 Wendy llega a La Habana por vez primera. Desde entonces, cada año este ha sido su destino en vacaciones.    ¿Qué hallas en Cuba?    Un profundo orgullo, la dignidad del pueblo que, aun con limitaciones para adquirir productos y otros bienes a causa del bloqueo a que está sometido, manifiesta un amor muy grande por su Patria, esa idea y ese compromiso con su país y su líder los mantiene fuertes, los mantiene firmes.   No me considero nadie especial, soy simplemente una admiradora de Cuba desde los años 60, cuando realizaba junto a unos amigos trabajos de solidaridad por su causa, por esta Revolución naciente, pero en esa etapa no contaba con los medios necesarios para viajar hasta acá. Aunque siempre me interesó saberlo todo: la aceptación de esta política, el comportamiento de su gente.    Como integrante de un movimiento que se denominó Justicia por Cuba, nos encargábamos de recibir el periódico Granma y luego enviarlo por correo hasta los Estados Unidos, violando las prohibiciones de entradas de publicaciones cubanas, eso lo hicimos durante años hasta que cambiamos nuestros intereses para Nicaragua, donde se gestaba el Frente Sandinista y luego a El Salvador.   ¿Cuando estás en tu país sientes el mismo orgullo por los cubanos?    Hace algunos meses leía un trabajo en Internet relacionado con un programa de preparación para tiempos especiales en una ciudad cercana a San Francisco, en los Estados Unidos, en el que se manejaba la idea de crear pequeñas comunidades donde los habitantes pudieran adquirir lo necesario, sin utilizar tantos automóviles y combustible, algo así como tratar de disminuir la contaminación ambiental. Allí ponían el ejemplo de Cuba con sus huertos intensivos, surgidos en los años de mayores limitaciones para la obtención de hortalizas frescas y eso me llenó de orgullo porque yo conozco esta realidad y se cómo los de aquí acuden a los huertos, muchas veces construidos cerca de sus casas.    Siempre que viajo a esta isla trato de escribir artículos que luego publican en un boletín informativo de mi sindicato. Después mis compañeros preguntan de todo, porque desconocen y simplemente quieren saber más y más; algunos, incluso, ya han venido como turistas y se van muy impresionados por la forma de ser de los cubanos, el calor humano de este pueblo, por la sencillez y la manera de defender lo que ya  tienen conquistado.     ¿Has viajado a otros países?, ¿cómo interpretas sus realidades?   Estuve algunas veces en América Central (1981 y 1987), en otro momento hice unas prácticas de mis estudios sobre agricultura tropical en El Salvador, pero resulta tan difícil ver a niños de ocho años pidiendo dinero a las diez de la noche sobre un autobús. Eso no sucede aquí, ustedes los cubanos son privilegiados porque sus hijos cuentan con facilidades de salud, reciben una correcta educación y todo lo que necesitan, es lo que precisan entender otros para que podamos cambiar el mundo.    Cuando miro la indiferencia de los poderosos, la pobreza del Sur, la falta de comunicación entre los del Norte, cuando percibo la crudeza de las guerras y el suplicio que sufre Iraq, que ha vuelto a muchos un tanto pesimistas, entonces busco en las realidades de Cuba y también de Venezuela y me digo: al menos existen unos capaces de hablar la verdad, eso nos da fuerza para continuar creyendo que los cambios para bien pueden ser posibles.    Wendy calla por un instante, después sonríe y cambia el curso de la conversación. Otros temas como el del medio ambiente ocupan espacio en este intercambio, pero sus palabras finales dejan claro la pasión que desde hace años la convirtió en una amiga incondicional: “Ustedes los cubanos son como una luz que iluminará por siempre al resto de los países, por eso los quiero y los llevo en mi corazón”.                

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