Mujer artesana
Los rizos del cabello negro interrumpen la mirada mientras amasa suavemente la pelota de fango, la envuelve, la estira de un lado a otro, moja sus manos en el agua y desliza los dedos con destreza; el barro cobra forma.
En minutos termina una vasija. La rueda del torno gira impulsada por uno de sus pies, y otra vez inicia el proceso para hacer un jarrón o un pozuelo, cualquier objeto que invada la mente de esta creadora: Neidis Mesa Santander, la única mujer alfarera de su familia.
Su vocación es como una herencia, pero quien aprecia las muestras que en materia de alfarería hacen en Trinidad siempre piensa en los Santander, continuadores de una tradición que se remonta a la época de la colonia. Desde entonces, de padre a hijos y de hijos a nietos crece el amor por el oficio devenido arte. Neidis, como parte de la quinta generación, es uno de esos ejemplos.
“Un día vinieron preguntando por mí unos periodistas de la revista Bohemia, era apenas una niña y querían verme trabajar –comenta- me hicieron muchas preguntas y luego moldeé figuras ante ellos, poco después aparecí con foto y todo en esa publicación”.
A los cinco años aprendió las técnicas elementales de esta labor, frente a su casa, en lo que ella misma llama el Taller Grande, hoy El Alfarero, perteneciente a la Empresa de Producciones Varias del sureño municipio. Miraba a los hombres que con el despuntar del día comenzaban a amasar aquellas enormes pelotas de fango y como por arte de magia las convertían en irrepetibles jarrones, ánforas, porrones o cualquier otro objeto.
“Me entretenía viendo en plena faena a mi abuelo Rogelio, que con sus manos grandes y quebradas abarcaba las mías mientras me explicaba cómo hacerlo. Y sin pensarlo mucho subí al torno, uno de mis tíos le dio vueltas a la rueda porque no alcanzaba y nunca más me separé de ese equipo. El interés crecía cada día; cuando llegaba de las clases conformaba peces, mariposas, jarroncitos y macetas pequeñitas, luego las regalaba a mis amigos del aula.
“Al igual que yo mi abuelo vivía enamorado del barro, por eso trabajó hasta sus últimos días, no podía desprenderse de él; pero dejó un legado de enseñanzas que todos sus continuadores, desde Oscar, Azariel y Daniel, hasta los más jóvenes les agradecemos”.Neidis inició una nueva modalidad que rompe, en tanto, con la tradición de los Santander: la realización de murales para ambientar patios interiores, espacios en casas coloniales, lobbies de hoteles o paredes en instalaciones turísticas.
“Con esta variación artística dentro de la alfarería incorporo a mi obra un estilo más creativo y contemporáneo dependiente de un reflejo vivo de la naturaleza, que influye mucho en mí; las plantas, los animales y mi ciudad con sus plazas, iglesias y calles. Nadie sabe hasta dónde esta villa está presente en mis trabajos”.
Al padre le agradece también parte de su formación y aunque él no es descendiente de la conocida familia sino la madre, le transmite varios conocimientos sobre la cerámica y las mezclas de arcilla, esmaltes y pigmentos que devienen colores utilizados en la decoración final, o en el rescate de la técnica del bruñido, muy de moda por estos tiempos en creaciones europeas y aplicada aquí por sus antepasados.
Para su hija construyó un torno y un horno de leña en el patio de la casa. Allí, en un ambiente muy acogedor, Neidis confecciona figuras y piezas de increíble calidad y belleza, y no pierde la costumbre de obsequiar alguna a quienes la visitan.
“Desde el 94 formo parte de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas de Cuba (ACAA) vinculada directamente al Fondo Cubano de Bienes Culturales. La creación está presente en todo momento porque siempre espero obtener obras que espiritualmente me aporten algo y trato de incorporar a mi trabajo todos los conocimientos aprendidos, fundamentalmente los de pintura, la cual utilizo como un recurso necesario dentro de la alfarería”.
Varias exposiciones colectivas y personales realizadas en el Museo Romántico de Trinidad u otras instituciones culturales han sido testigo del quehacer artístico de esta joven, quien además tiene el privilegio de haber representado a la provincia en todas las ediciones de la Feria Internacional de Artesanía desarrolladas en Cuba.
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