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La Espirituana

De la celda a una trampa

De la celda a una trampa

Olga Salanueva, La esposa del luchador antiterrorista cubano considera que los tres años de libertad supervisada resultan "un castigo adicional".

Por : Enrique Ojito Linares

Nunca se creyó Rambo, como lo recordó ante el Tribunal en el 2001; incluso, ni cuando “secuestró” una avioneta para viajar hacia Estados Unidos el 8 de diciembre de 1990, ante la alarma de medio mundo en el Punto Aéreo de San Nicolás de Bari, en la entonces provincia de La Habana.

René González Sehwerert jamás sospechó la historia de silencio y dignidad que protagonizaría como agente de la Seguridad del Estado, cuya primera parte finalizará este 7 de octubre al dejar atrás la última puerta de la Federal Correctional Institution de Marianna, Florida, para ir luego en busca del abrazo tibio de los suyos, coartado hace 13 años por la (in) justicia norteamericana.

Cuando las horas ceban la expectativa por el reencuentro familiar y con los amigos solidarios a favor de la causa de los Cinco luchadores antiterroristas, Escambray dialogó con Olga Salanueva Arango, su  esposa, sin olvidar que a ella las autoridades estadounidenses la privarán de ese instante, y que la jueza Joan Lenard, del Distrito Sur de la Florida, le había impuesto tres años de libertad supervisada a su compañero.

Olga, ¿cómo se entera de la negativa de la jueza de aceptar la moción presentada por René para regresar a Cuba?

En horas de la noche del 16 de septiembre él me sorprende con una llamada: “Quiero que te enteres por mí: la jueza rechazó la moción”. Imagínate; a pesar de que conocíamos que la fiscal se había opuesto a la moción presentada, teníamos la esperanza de que regresara aquí. Teníamos ilusiones, yo quería pintar la casa, Ivette se lo había dicho a todos los niños de la escuela. Irmita tenía planes con su papá, inclusive, estaba haciéndose la idea de tener un hijo; ella ha postergado su maternidad para que su papá esté; recuerda que René se perdió la infancia de sus dos hijas. Todas las ilusiones se vinieron abajo; una vez más nuestros sueños se han destruido por una decisión del imperio.

A partir de ahí hemos tratado de levantarnos, y tenemos todos que adaptarnos a esta nueva situación; una situación muy difícil, por un lado, él estará solo en Estados Unidos, donde corre peligro. Y aunque la jueza dejó una puerta abierta cuando dijo que en el transcurso de la libertad supervisada puede volver a pedir la solicitud, no sabemos cuándo podrá suceder.

¿Qué nos queda? Él vivir allá, donde pueden ir a verlo su papá, su mamá, los hermanos, Irmita e Ivette, cuando les den la visa; pero yo no puedo, a mí me declararon inelegible permanentemente para entrar a Estados Unidos. Esos tres años son un castigo adicional. Una de las razones que exponen es que él, al igual que sus compañeros, constituye un peligro para los EE.UU. Entonces, ¿por qué pretenden dejar el supuesto peligro dentro de su territorio? A nuestros enemigos el odio no se les ha agotado.

¿Quiénes le podrán dar ese primer abrazo a la salida de la cárcel?

Su hermano Roberto y su papá; a su papá le habían dado la visa hace unos meses y no la utilizó porque tenía mucha ilusión de recibir a su hijo y traerlo a casa. Irmita e Ivette también van a estar.

¿Qué les recomendó a ellas?

Nadie sabe cómo me quedo aquí. No es una visita cualquiera a la cárcel, cuando visitaban a René siempre iban acompañadas por personas amigas. Además, no corrían gran peligro; sin embargo, ahora sí están expuestas a todo lo que se pueda formar, a todo ese circo que piensan montar. Les dije que no se dejen provocar. El objetivo de ellas es hacer feliz a su papá, hacerlo sentir un poco como en casa, como en familia.

¿Cuánta desazón e impotencia le asisten por no poder disfrutar de ese instante único?

Tengo muy apretado el corazón, no te lo puedo decir de otra forma. Por una parte, me siento feliz pues Rene (sin acento en la entonación) sale de una vez de esas cuatro paredes; y, por otra, me entristece mucho que no tenga derecho de disfrutar la libertad plenamente. René va de una celda a una trampa; estará en constante peligro, sin ningún familiar, ni siquiera personal especializado. Él va estar “libre” en un lugar donde tiene que buscar dónde vivir, trabajar; estará a expensas de cualquier provocación, de cualquier agresión.

Él quedará dentro de la boca del lobo. ¿Qué será de la vida de René en lo adelante? ¿Dónde vivirá?

Eso no se puede hacer público; tenemos que cuidarlo de alguna manera. Responsabilizamos al gobierno de Estados Unidos por su seguridad, y vamos todos a luchar por sacarlo de ese estado, de apoyarlo anímicamente.

Durante todo este tiempo de encarcelamiento, no pocas personas cercanas a ustedes han quedado en el camino, por ejemplo, su papá. ¿Cómo usted siente en este minuto el aliento de él, quien una vez le dijo: “Hija, está preso; pero no es un traidor”?

Mi papá fue ejemplo para mí de honestidad, de hombre trabajador; me decía que no tuviera odio, que había muchas cosas buenas para estar mirando con odio o guardar un sentimiento oscuro. Esa idea suya me ha encaminado en la vida en las situaciones más difíciles, como esta de ahora.

Los esposas, los hijos y los familiares de los Cinco por lo menos los tenemos a ellos, están vivos. Están ahí, con salud; hay por qué luchar; pero siempre tenemos que mirar a aquellos que han perdido a sus seres queridos; te hablo, por ejemplo, de los hijos y del resto de los familiares de las víctimas del crimen de Barbados.

Usted ha sido madre y padre a la vez.

Ha sido muy difícil, estresante. Cuando René cae preso las niñas estaban muy chiquitas. ¿Cómo le explicaba a Irmita, de seis años, que su papá, que estaba todos los días con ella, de pronto no estaba?; él la llevaba al parque, a la escuela. Fueron no pocas preguntas, otras no me las hizo. Hoy me dice: “Había muchas que yo no te hacía por temor a la respuesta”. Ivette, desde que prácticamente abrió sus ojos, te preguntaba: “¿Quién es mi papá?”. Es duro para cualquier persona conocer a su padre a través de carteles.

A veces a uno le dan ganas de encerrarse en el cuarto y no ver a nadie, y estar ahí leyendo un libro; aunque tampoco me pueda concentrar. Pero, allá afuera están tus hijas y no las puedes convertir en unas amargadas.

¿Qué queda de la Olga de 22 años, que llegó a la vida de René cierto día en una playa, cuando usted laboraba en un departamento de Contabilidad en el entonces Ministerio de Comercio Exterior?

Creo que queda poco (RÍE). Nuestra juventud se ha ido trasladando hacia nuestras hijas; tenemos la suerte de tener hijos y vernos repetidos en ellos. Por eso, pienso tristemente en las que no han tenido ni la oportunidad (Rosa Aurora Freijanes y Adriana Pérez).

Es cierto, hubiésemos disfrutado de nuestras vidas juntos; pero no me arrepiento, porque como dice René, era necesario. Ellos fueron llamados a esa noble misión, otros hubiesen actuado del mismo modo. Es verdad que hemos perdido parte de la juventud; pero, a cambio, hemos ganado prevenir, aunque sea, un atentado; impedir que aumente con otro nombre la larga lista de víctimas del terrorismo. A alguien le debía corresponder y les correspondió a ellos cinco. Al final dices: no soy la profesional que soñé ser; pero nosotras, con mucho honor, les seguimos en la retaguardia.

Luego de tres meses de prisión, en noviembre de 2000 a usted la deportaron hacia Cuba y aquí llegó con un pequeño maletín, solo con las cartas de René. ¿Pensó, entonces, que la lucha por el retorno de los Cinco se dilataría tanto?

Nunca me lo imaginé, ni yo ni el resto de los familiares. Primero pensamos que el juicio iba a comenzar antes y durar poco tiempo. Tomamos fuerzas cuando vimos que la Defensa lo ganó técnicamente. Poco a poco vimos cómo los declararon culpables; ese diciembre del 2001 fue un duro golpe para todos. Los abogados nos dijeron que había un camino por seguir, estaba la apelación. Empezó la solidaridad, a crearse esta gran ola que existe hoy, que aún no es suficiente; pero existe… Nos dan otro golpe, nos estremecemos porque somos seres humanos, y volvemos a tomar fuerzas, sobre todo de la que emana de ellos mismos que han sufrido todo este ensañamiento político. Cuando vamos a ver ya han pasado 13 años y me pregunto: ¿13 años? Pero, de pronto miro hacia el lado y veo a Ivette, que ya tiene más estatura que yo. Ivette marca la edad de la injusticia; ella tenía cuatro meses y medio al caer preso René.

Él terminó su sentencia ahora; sin embargo, pensemos siempre que hay uno que no tiene fecha de salida: Gerardo. Por eso, tenemos que incrementar nuestras denuncias. Por Gerardo y por todos, no nos cansemos en la batalla.

René debe convertirse en un puntal en la lucha por el regreso de sus hermanos. ¿Le permiten, legalmente, involucrarse en dicho propósito?

En días próximos va a tener una entrevista en una oficina de Probatorio; ahí le leerán todas las condiciones, las generales las conocemos, como la de no acercarse a o visitar lugares específicos donde se sabe que están o frecuentan individuos o grupos terroristas; de hecho, una cuestión absurda. Las condiciones particulares están por ser establecidas, no sabemos si puede emitir mensajes, dar conferencias, no sabemos cuál será su radio de acción. Ahora bien, él está convencido de que sale de la cárcel; pero no a disfrutar la libertad. Le hace falta a sus hermanos, y mucho.

 

¿Herodes en el Capitolio?

¿Herodes en el Capitolio?

(Tomado de Cubadebate)

Cuando algunos se afanaban en evitar a toda costa el regreso del niño Elián González junto a su padre en Cuba, la congresista Ileana Ros-Lehtinen envolvió al pequeño de apenas seis años en la bandera norteamericana ante las televisiones de Miami, reclamando su permanencia en el “país de la libertad”.

Más de diez años después, los niños de la Compañía teatral cubana “La Colmenita”, que se encuentran realizando una gira por Estados Unidos, han motivado a Ros-Lehtinen -ahora presidenta del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso norteamericano- a dirigirse a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, cuestionando el otorgamiento de visas a estos infantes cubanos porque los programas de intercambio cultural y educativo entre Cuba y Estados Unidos “socavan las prioridades estadounidenses de política exterior y los intereses de seguridad nacional”

Todo el delito de los niños de “La Colmenita” ha sido llevar en su repertorio una obra en la que -desde la fantasía infantil- evocan a los cinco cubanos condenados en EE.UU., cuyas sanciones han sido cuestionadas por importantes voces de la opinión pública internacional y hasta en una reciente encuesta del influyente semanario británico The Economist, en la que un 95% de los participantes considera injustas las penas que se le impusieron.

O sea, que según la promotora  de separar un niño de su padre para que permaneciera en el “país de la libertad”, otros infantes deben ser expulsados de Estados Unidos porque ejercen su libertad y participan del reclamo universal de esta para cinco compatriotas que gran parte del mundo considera inocentes.

Aparejuelo mayor

Victoriano Rodríguez Puerta narra sus vivencias como  hacedor, por más de 30 años, de frontiles, aparejos, bastos y otros accesorios de gran utilidad para la tracción animal de El Algarrobo

 

Yo nací en Las Calabazas, allá por Manicaragua, pero haciendo aparejos vine a dar a este lugar. Aquí, en El Algarrobo me dieron esta casa y me gano la vida desde hace muchos años haciendo arreos pa’ los mulos, los caballos o los bueyes.

 

Era muy joven cuando fui a trabajar a Jibacoa como arriero. Por aquel entonces el responsable de la granja a la que pertenecía me dijo: “Victoriano, te voy a ayudar para que aprendas otro oficio y tengas un trabajo más limpio y cómodo”, y me mandó pa’ Cumanayagua; allí pasé tres días pega’o. Un señor, que se dedicaba a eso, me enseñó lo necesario para armar el aparejo. Después fui pa’ Jibacoa y pedí que me buscaran los materiales que ya yo era “aparejero”.

 

  Aunque me jubilé, sigo haciendo mis trabajitos porque la gente me busca, dicen que por to’ estos contornos no hay quien sepa más de arreos que yo. También me dedico al campo y siembro yuca, malanga y boniato; es lo que mejor se da en esta zona.

 

¿El oficio de aparejuelo?, ese está a punto de desaparecer, porque nadie quiere hacerlo, en todas estas lomas no hay quien haga aparejo ni jáquimas, ni frontiles, ni bastos, sólo yo los hago; pero la falta de materiales es lo que más golpea. Por eso cogí una tierrita pa’ sembrar viandas y criar algún animalito.

 

 Yo he pasado más de la mitad de mi vida haciendo aparejos pero nadie busca juncos ni sogas, ni sacos viejos, ni yagua pa’ el relleno en la cabeza, ni macío o hilo... y eso lo lleva. To’ eso sale del monte y lo demás aparece; hasta el bagazo de la caña se usa para relleno. Pero si el mulo no tiene aparejo no se le puede echar encima la carga de café, de viandas ni de piñas que sacan de las lomas.

 

Aquí ha venido gente de muchas partes, hasta de otras provincias. Hace un tiempo monté un aparejo pa’ una exposición que hubo en Pitajones y a to’ el mundo le gustó, hasta en Venezuela hay un aparejito mío, se lo hice a un muchacho de esta zona que está por allá y se lo llevó para enseñarlo. Yo hago de todo, lo mismo pa’ los caballos, los bueyes que pa’ los mulos.

 

 ¿Cuánto tiempo llevo en esto? ¡Figúrate¡ Empecé con 22 años y to’ este tiempo he trabaja’o pa’ encargos de El Algarrobo, Polo Viejo, Pitajones, Seibabo, de Topes de Collantes, de El Pedrero y esas zonas de por allá, de Fomento; también pa’ el Plan Militar de El Mango.

 

No me creo el mejor ‘aparejero’ pero todavía no hay uno que me haya enseñado un avío ni un basto igual a los míos, hasta de Oriente me los han traído aquí y los he tenido que ‘acotejar’.Eso tiene su técnica, porque no es así de llegar y ya está.

 

 ¿Qué cómo lo hago? Yo uso unas agujas criollas, un buen cuchillo y limas pa’ amolar. Lo otro es amor, este es un oficio que tiene su arte… hasta pa’ una feria que hicieron en La Habana se llevaron unos aparejos hechos por mí. ‘Dispué’ no supe qué pasó pero al menos los llevaron.

 

Yo sí creo que debo seguir con este oficio, aquí todo se traslada en mulos y si el buey no tiene frontil no puede halar y el caballo en pelo no se puede montar, para eso está el basto y la montura; entonces, fíjate si soy importante.(Foto: Montos)

Poesía necesaria

Poesía necesaria

Quiero compartior con ustedes este trabajo que publica  Cubadebate, cuanta sinceridad en las palabras de Cintio para Antonio Guerrero uno de nuestros cinco hermanos cubanos, presos en Estados Unidos por luchar contra el terrotirmo.

 

“Faltabas tú, poeta”, le escribió Cintio a Antonio Guerrero en diciembre del año 2001, para celebrar el alegato poético de su destinatario: desde su altura, desde la altura de la dignidad compartida con sus cuatro hermanos. El 26 de marzo del año siguiente, Antonio Guerrero escribe el otro poema que aparece ahora en esta Poesía necesaria del boletín Memoria del Centro Pablo de la Torriente Brau: “Me defiendes como un padre al hijo…”

El boletín Memoria ha querido escoger este diálogo de solidaridad y amor para recordar la palabra generosa de Cintio y para expresar a Antonio y sus hermanos de resistencia nuestra admiración por su valentía y nuestro apoyo en la lucha por su liberación.

El tiempo ha pasado desde la escritura de estos poemas y con él la cuota de injusticia que se impuso a nuestros cinco hermanos en controvertidos procesos judiciales. Los patriotas boricuas lanzaron, hace unos años, esta consigna para continuar la lucha por la excarcelación de los independentistas presos durante décadas en las cárceles norteamericanas: ¡Es hora de traerlos a casa!

Esa hora llegó desde siempre para nosotros en la Isla. Y está llegando para mucha gente de buena voluntad sobre esta tierra. Juntos, exijamos la liberación de nuestros hermanos: ¡Es hora de terminar esa injusticia!

Como escriben Cintio y Fina:

Haber escrito tan poderoso y sostenido canto de amor en tan ominosas e injustas circunstancias, pasará a la historia de la patria como un imborrable triunfo espiritual.

 

Sólo podemos testimoniarte nuestra asombrada admiración, y agradecerte más allá de las palabras, este regalo incomparable.

Con nuestro abrazo siempre a los cinco,

Víctor Casaus / Centro Pablo

Faltabas tú, poeta

Faltabas tú, poeta. La injusticia
no podía omitirte en su venganza:
ella sabe con lúcida impudicia
lo que el amor a la belleza alcanza.

Mas no le importa. Su misión inicia
creyendo que encadena la esperanza,
que prostituye el verbo a la avaricia,
que entrega a mercaderes la balanza.

Tú en cambio tienes la risa de tu hijo,
la fuerza de tu madre, la palabra
del que por siempre a los cubanos dijo:

Solo será posible lo imposible.
Salud, Antonio. Tu alegato labra
la estrofa de los cinco, ya invencible.

Cintio Vitier

28 de diciembre del 2001


Para Cintio Vitier

Tu pluma ha calado la injusticia
con dignidad total, no con venganza,
le ha sacado el vientre la impudicia
que su voraz alevosía alcanza.

Es un gesto poético que inicia
un sendero de luz en la esperanza
con su verbo deshace la avaricia
y pone la honradez en la balanza.

Me defiendes como un padre al hijo,
me enseñas la virtud y la palabra
del que por siempre a los cubanos dijo:

Solo será posible lo imposible…
¡Adelante Vitier! Tu verso labra
la epopeya de un pueblo, ya invencible.

Antonio Guerrero

26 de marzo del 2002

Hallan otro pez león en Trinidad

Hallan otro pez león en Trinidad

La captura de otro pez león en la playa María Aguilar, a 11 kilómetros de la ciudad de Trinidad, indica que la presencia de este peligroso animal en la costa Sur de la provincia no es mera casualidad; sino que se está adaptando a las condiciones climáticas de las aguas del Caribe.

Dos salvavidas, integrantes de la Cruz Roja Cubana, que laboran en esta área, encontraron el llamativo ejemplar de unos 8 centímetros de largo. Se trata de un pez joven, pues los adultos pueden alcanzar hasta 40 centímetros de la cabeza a la cola.

Según declaró a Radio Trinidad la Máster en Ciencias Dalgis Dueñas Boggiano, representante del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en ese municipio, es necesario que la población conozca todo lo relacionado con el pez león para que pueda identificarlo e informar a dicho organismo el lugar, hora, día y cualquier otro dato de interés que fuera necesario tener en cuenta para su localización.

Añadió que es preciso auxiliarse en pescadores profesionales o en personas con aptitudes para realizar esta actividad que puedan contribuir a la captura y eliminación del mismo, pues se sabe que esta especie posee un fuerte veneno en sus espinas dorsal y anal, las cuales semejan agujas de inyectar e inoculan a quienes intenten capturarlo sin los cuidados requeridos.

Refiere la especialista del CITMA en dicho territorio que en caso de extraerlo con cordel, es preciso cortar el mismo fuera del agua y matar de inmediato al pez, no preservarlo ni en estanques, ni en peceras. El pez león habita entre las rocas, en lugares poco profundos, por lo que se alerta a los bañistas para evitar cualquier accidente.

El Pterois volitans, como científicamente se denomina a este animal, es oriundo de los océanos Pacífico, Índico y de Oceanía, y en los Estados Unidos es uno de los peces más valiosos debido a sus colores llamativos y exótica figura. Pero al parecer, se escapó a algún coleccionista o se introdujo intencionalmente en el área del Caribe, donde ha logrado establecerse, e incluso reproducirse.

Indica la representante del CITMA en Trinidad, que ya se conoce de daños causados al ecosistema marino en países cercanos al nuestro donde también está proliferando, pues un ejemplar adulto puede consumir hasta 30 pequeños peces, invertebrados o juveniles de especies comerciales, en apenas media hora.

Alexis Medina, biólogo marino vinculado a este organismo, refirió que en Cuba se reporta la presencia del pez león en la costa Norte y dijo que en visita reciente al puerto de Nuevitas, en Camagüey, se hablaba de su incursión por esa zona; no obstante, en el Sur de nuestro territorio ya se capturaron dos ejemplares de estos, en menos de un mes y algunos pescadores aseguran haber visto otros.

Puedo estar haciendo mi propio ataúd

Puedo estar haciendo mi propio ataúd

Jamás imaginé convertirme en carpintero y cuando aprendí el oficio pensaba en hacer camas, asientos, puertas, cualquier mueble; pero no ataúdes. Eso fue algo que llegó sin proponérmelo, empecé en esta fábrica como ayudante y desde hace ocho años pasé a este oficio.

Buscar acomodo para el reposo final no es tarea fácil. Nada me impresionó más que la primera vez que me enfrenté solo a la mesa de carpintería, las manos me temblaban, sentía hasta escalofríos, el olor de la madera de pino se me colaba hasta el estómago. Medía una y otra vez las tablas para hacer el cajón, no encontraba la forma de colocarle el fondo, los cabezales, la tapa, el cristal… ¿y sabes por qué? Me parecía que estaba fabricando mi propio féretro.

Eso no resulta fácil, una vez llegué a La Sierpe, al funeral del abuelo de mi esposa, y desde que miré el ataúd supe que lo había construido yo. Uno conoce lo que hace porque le imprime un sello, una marca, para poder identificarlo en caso de cualquier reclamación.

Desde muy temprano llego a la fábrica, aquí todos nos llevamos bien, porque entendemos lo sensible de esta labor. Como trabajadores de Comunales tenemos la misión de prestar un servicio, que a nadie le gusta, pero alguien debe hacerlo, ¿no?

Luego uno se acostumbra, pasa el tiempo y a veces hablamos de otros temas mientras claveteamos o cortamos la madera, pero cuando la mente se concentra en lo que tenemos delante se nos erizan hasta los pelos.

A pesar de los años que llevo como carpintero de ataúd, lo más duro para mí es tener que hacer el de un niño; en ocasiones me han buscado a deshoras o un domingo, porque se produjo un accidente, un ahogado y debo fabricarlo al momento.

Nosotros tratamos de tener un stop de féretros de diferentes medidas para surtir a los ocho municipios, esta es la única fábrica de su tipo en la provincia; pero se presentan situaciones como, por ejemplo, un fallecido de una talla y peso superior a lo normal y mientras se prepara el cadáver nosotros construimos la caja.

En el centro me buscan para todo, si se rompe la sierra, allí estoy tratando de encontrar la solución, capacitando a los carpinteros más jóvenes, controlando la calidad en el proceso de acabado o preparando la próxima asamblea de afiliados, porque soy también el Secretario de la Sección Sindical. Pero me siento útil y le doy mucho valor a mi trabajo.

Roberto Raúl Valdivia tiene 43 años, dos hijos pequeños que son su pasión, es jocoso y cordial. Al término de esta entrevista me dijo: “Disculpa periodista que no le diga: aquí estoy para servirle, ojalá nunca tenga que hacerlo desde este lugar”.

 

Pacto con el mar

Pacto con el mar

El mar y yo hicimos un pacto y hasta que la muerte me sorprenda lo tendré presente. Se trata de mirarlo diariamente, de respirar profundo y recordar lo bueno y lo malo que pasamos juntos. Fui el cuarto de los hijos de un matrimonio pobre de Tunas de Zaza, no me avergüenza decirlo; al contrario, me gusta hablar del pasado porque mis nietos deben conocer cómo fue que surgió esta familia de pescadores humildes”.

Sentado en un chalán que aguarda anclado por el fondo del patio de su casa, en El Médano, Félix Ramón Pizat hace loas de sus 84 años, con una pasión desmedida por la tierra que lo vio nacer. Hasta  los mangles que de niño lo acogieron como a un hijo cuando buscaba junto a su padre y a su hermano Jaime los camarones escondidos en el fango de las lagunas cercanas se sienten reconocidos por la memoria del anciano.

Un antes lleno de penurias, escasez, necesidades, lo trasladan en el tiempo. “Una caja de camarones de 100 libras valía una peseta, cuando la compraban, porque muchas veces el patrón no la quería recibir; en ese caso llevábamos un poco para la casa y lo sancochábamos con sal. ¿El resto?, lo tirábamos al mar y seguíamos con la barriga vacía y los pies descalzos”, dice Pizat.

Así creció entre el mar y el salitre, así se fue haciendo fuerte para enfrentar el dolor y la rabia... ¿Y la escuela? “Eso ni pensarlo, había que trabajar para mantener la casa y ayudar a papá. En una ocasión le tiré una caja de camarones al patrón, me decían que estaba loco y que nunca más me compraría ni una libra, pero ya no aguantaba más tanta injusticia”.

La Revolución le devolvió el orgullo, le dio atenciones, lo hizo sentir igual a los demás. Surgieron las cooperativas de pescadores y las garantías de trabajo en otros frentes. Y aunque durante su niñez tuvo que escoger entre la escuela y el trabajo para sobrevivir, esa propia experiencia lo condujo a saber comparar lo bueno con lo malo.

“A mi Comandante se lo debo todo, que mis hijos tengan profesiones, que no carezcan de nada material, ni de atención médica. A veces alguien trata de ignorar el pasado de Tunas y sólo habla de la playa o las tiendas y  las mercancías, pero no de la falta de dinero para comprarlas, o para ir en busca de una medicina. Antes del 59 ya tenía dos hijos, recuerdo que una vez mandé al mayor en busca de un pan fia’o, hasta que me pagaran la pesquería del día, entonces regresó con la cara entre las piernas. ‘Dale un pan a ese miserable’,  fue la respuesta del dueño, a él eso nunca se le olvida”.

Una mañana Pizat miró al mar con un brillo diferente en sus ojos; le habían encomendado una importante tarea: ser patrón del mejor barco camaronero que navegaba en esa zona. Más de 14 años estuvo en la flota, luego vino la etapa de Cienfuegos y más tarde el regreso a Tunas de Zaza para seguir comandando una tripulación de pescadores.

Junto a María Antonia, su compañera de toda la vida, sus hijos y nietos, continuadores de las ricas tradiciones de sus antepasados; el viejo Pizat sonríe, no por el pasado incierto y atropellado que le tocó enfrentar, sino por el presente lleno de satisfacciones; por saberse útil, a pesar de su invidencia, por poder transmitir la sabiduría acumulada a quienes lo rodean, y la experiencia que lo acompaña siempre como a un viejo lobo marino.

 

El pasado navega en chalán

El pasado navega en chalán

Dianelis carga su mochila de colores, en el rostro, la alegría de saber que pronto estará sentada en su aula viendo las teleclases con la curiosidad abierta a una nueva lección. En las escuelas primarias de Tunas de Zaza y El Médano otros niños aprenden de la vida, de ese mar que los rodea, de la historia que atrapa los recuerdos, de sus antepasados, de la razón de ser de este pueblo de pescadores.

 

Es de mañana y por las calles urbanizadas de la comunidad costera muchos habitantes se dirigen a sus respectivas labores. Varias entidades estatales los acogen; más del 70 por ciento de los tuneros están vinculados a actividades productivas: la pesca de especies marinas, la cría del camarón, el procesamiento industrial, la prestación de servicios básicos, la Educación, la Salud, en fin, no existen desvinculados por falta de empleos o propuestas de estudios. La triste realidad del pasado quedó aplastada por el Triunfo de la Revolución, “que vino para quedarse”, como afirma un viejo pescador.

 

UN ANTES INCIERTO

 

Con sus 72 años a cuesta Pedro José Pérez, autodidacta historiador de la localidad, rememora aspectos vinculados con el devenir de Tunas de Zaza. “En 1826 aquí existían cerca de 800 habitantes y hoy superan los 3 200, pero a diferencia de la etapa de la colonia sólo el 10 por ciento de las viviendas actuales continúan siendo de madera; el resto, de mampostería, con sólidos cimientos y techos. Atrás quedaron las chozas sobre pilotes en el mar, la falta de letrinas, los bancos de palos como asientos y la miseria que, por años, escoltó a quienes se debatían entre el sol y el salitre en busca de unos pocos centavos”.

 

La mirada de Pedro se pierde sobre el agua como si en la ola llegara la memoria: “El médico más cercano estaba en Guasimal o en Sancti Spíritus; aunque por falta de dinero casi nadie podía visitarlo. Mi hermana Rosita se enfermó una vez y luego de reunir unos quilos mis padres pudieron llevarla; la vieja regresó con el alma hecha pedazos, no había dinero para comprar la receta, salió a los bares de la playa, donde los ricos pasaban el día en sus negocios, para pedir limosna; casi siempre la cura a cualquier mal se hacía con remedios manigüeros”.

 

Con anécdotas parecidas, Israel Pérez, un jubilado de 69 años, insiste en dialogar con Escambray. “Pertenecí a una familia con mejor situación económica, pues mi abuelo, Juan Pérez Olivera,  trabajaba en el puerto y esta casa, que hoy tiene casi 100 años de construida, sirvió de comedor a los estibadores que cargaban las patanas de azúcar, salidas por el antiguo espigón hasta el año 1974.

 

“Pese a ello, mi infancia fue dura, tuve que trabajar desde niño para ayudar a mis padres. Recuerdo cómo los pescadores pasaban la noche buscando camarones en las lagunas cercanas y al amanecer no podían venderlos porque el patrón no quería recibirlos, muchas veces los vi vaciarlos al mar nuevamente”.

 

Y SE HIZO LA LUZ

 

Dos jóvenes tuneros confirman las diferencias. Ellos saben que nunca más habrá que lamentar la pérdida de un ser querido por no poder comprar un medicamento, o la falta de estudio o de empleo; saben que la Revolución iluminó el camino incierto de los habitantes de esta zona costera del sur espirituano.

 

Sergio Magrath Despaigne, el delegado de la Circunscripción No. 35, acota: “Tenemos una Facultad Obrero Campesina y un Curso de Superación Integral, un aula de la Escuela de Oficios para formar a obreros calificados que se vinculan a la moderna industria pesquera. Contamos también con un policlínico reforzado que funciona las 24 horas, farmacia y otros beneficios médicos; existen aquí tiendas, círculos sociales, una sala de video, una oficina de correo, empresas pesqueras, Consultorios del Médico de la Familia y otras instalaciones de la esfera de los Servicios.

 

“No todo está resuelto -alega el joven delegado-, hay dificultades con el transporte automotriz o ferroviario y con la situación de los viales internos y externos; pero estamos seguros de que en la medida que mejore la situación económica de la provincia, Tunas de Zaza tendrá prioridad en este sentido”.

 

En tanto, Michel Acosta Castaño, el promotor cultural, comenta sobre la historia vinculada a la localidad, de cuando Serafín Sánchez, Carlos Roloff y Mayía Rodríguez desembarcaron junto a otros oficiales del Ejército Libertador por un punto próximo a la zona. “Tunas antes de 1959, revela un pasado lleno de calamidades y desigualdades que contrasta con el presente, donde el nivel cultural y la calidad de vida de sus habitantes aumenta cada día -dice Michel-, en la mayoría de las casas hay televisores, refrigeradores y efectos eléctricos distribuidos a raíz de la Revolución Energética”.

 

En las calles se respira otro ambiente, los hombres se sienten confiados porque saben que sus capturas tienen mercado seguro y a buenos precios, ya no hay patrones que rechacen la pesquería, ni niños deambulando por la playa o metidos hasta la cintura en el fango de las lagunas buscando camarones ya no hay casas de guanos sobre pilotes. Bien lo sabe Ariel Pizat, obrero de la Industria Pesquera que es miembro del Comité Municipal del Partido, cuando habla orgulloso de los cientos de profesionales y técnicos que existen en la comunidad o de los 30 tuneros que estudian la carrera de Derecho en esos mismos predios. Para él, el pasado quedó atrás y hoy navega en un chalán; aunque resulte oportuno recordarlo. Foto: (Vicente Brito)